Silvia Linch - Agosto en el Colegio


Nuevamente invitada a participar en el Gallery Nights del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, a partir del viernes 26 de agosto de 2011hasta el 27 de septiembre de 9 a 20 hs, en Juncal 931, CABA, los espero para acompañarme en esta Retro 30 años de Pequeño Formato, con la idea de mostrar mi devenir artístico desde los comienzos. Hasta entonces.

Santoro - Ensayos para la recuperación del aura

Inauguración: Sábado 17 de septiembre de 17 a 20 hs
Se puede ver hasta el 12 de noviembre.

Galería Mar Dulce
Uriarte 1490 (esquina Gorriti, a 2 cuadras de Plaza Serrano/Cortazar
Buenos Aires, Argentina


El descamisado, nombre peyorativo o heroico -según la lectura- que la Argentina dio a la figura del trabajador, aparece en los cuadros de Daniel Santoro como un coloso. Justamente su magnitud es la que lo convierte en un desclasado. En el modelo del goce capitalista, el gigante no tiene lugar: es lo que queda afuera. Por eso, en los cuadros de Santoro, al lado de la casita perfecta, el gigante duerme a la intemperie. En otras imágenes, el descamisado señala con un dedo enorme la trama del parquet; y en extrapolación con el gran gorila King Kong sufre el ataque de la aviación abrazado al edificio Kavanagh. Nuevas metáforas entran en operación cuando el centauro de la pampa, idealización otorgada por la literatura a la figura del gaucho, se funde con el descamisado. Aquí el centauro observa desde el desierto la ciudad en esa tensión entre civilización europea y barbarie autóctona impuesta por la clase dirigente de fines del siglo XIX.

Todas estas figuras y muchas más conviven en el iconostasio, nombre de un tipo de ornamentación en forma de grilla que se utilizó en Oriente para formar el altar cristiano. A diferencia del relato bíblico, en las 25 pinturas que forman el altar de Santoro conviven las tensiones nacionales, las contradicciones del peronismo con las contradicciones de la oposición; lo intelectual versus lo popular; Eva, la musa de los pobres, contra Victoria Ocampo, la musa de las artes, la cual observa silenciosa, con la categoría de esfinge que le otorgan sus anteojos negros, al malón de descamisados. La cautiva de Echeverría coexiste con la Ofelia de Shakespeare; la madre del Juanito Laguna de Berni con el tajo de Lucio Fontana aplicado sobre una res faenada para exportación.

Las imágenes de este tenor se suceden en secuencias poéticas de ironía y erudición, con un gran manejo del oficio, y entrecruzan la memoria colectiva con la historia, el mito en zigzag con la política, la escenografía, el cine, la pintura.

Los libros de artista de Santoro, realizados especialmente para esta exposición, dan origen al título de la muestra. En una edición limitada de 16 ejemplares, cada libro es único en su realización: en él conviven las reproducciones de sus libros de apuntes con páginas que el artista interviene directamente con dibujos originales. En otra de esas tensiones heredadas por el siglo que pasó, Santoro intenta reinsertar el aura amenazada en una era de vertiginosa reproductibilidad.